Wednesday, October 26, 2005

what about you crazy little man

what about you crazy little man
fucking guy, so predictable
what about your name
full of shit, vanish

oh, crazy little man
who knows?, who dreams?
only under this sphere
there is truth and peace

Tuesday, October 25, 2005

La soledad no es un pretexto

Ella tiene razón.

La soledad no es un pretexto----me dijo.
No hagas preguntas retóricas ni pienses en engañar a los demás.
Todos saben que es necesario mentirse a sí mismo para poder mentirles a los demás. Tú ya has perdido el don.

Entonces, solo te queda la verdad.
La verdad que es igual a la creencia, a la fe.

Creer que tengo esta tiza en mi mano
es tan legítimo como creer en Dios.
¿Por qué no crees en Dios?

Tienes miedo de los demás.
No quieres seguir mintiéndoles
a quienes creen que eres un hombre bueno.
Pero tampoco quieres decirles a todos
que ya no eres un buen cristiano.
No estás ni con los buenos ni con los malos.
Estás solo, por lo tanto.

Has mentido al punto de que tú mismo recuerdas las historias
que te cuentas (y que nadie más ha oído).
Nunca fuiste puro.

De nada sirve decírmelo ahora.
Un hombre solo
es un pajero.

Para salvar tu alma (i.e. tu paz),
procura hacer de cada día un día feliz para los demás.

Miedo y Sexo

Sexo para no tener miedo. Hay a quienes les gusta lo desagradable, lo asqueroso, pero en un contexto sexual, no fuera de él. Usan el sexo para rehuir el miedo. Una manera de controlar el miedo es vincularlo a una sensación agradable. Para controlar el miedo al castigo, lo vinculan al placer. Eso crea lo masoquista. ¿Y lo sádico?

Obvio

Para ser claro, hay que decir cosas obvias.

Problema Moral

El problema ético es el siguiente: ¿cómo hacer para que lo que yo hago/quiero hacer sea correcto?

Arte y Ciencia

El ser humano debe creer en algo para seguir viviendo. Si alguno no tiene nada en qué creer, entonces, sufre de depresión. La depresión es simplemente esto: no tener nada en qué creer. Es posible que haya escépticos totales no deprimidos; al fin y al cabo, la depresión es un estado del cerebro, sensible a las configuraciones genéticas (se parece a engordar: hay gente que come mucho y no engorda un gramo).

No importa en qué creas: Dios, la química molecular, tu equipo de fútbol. La vida humana es un constante construir creencias; grosso modo, hay dos formas de hacerlo: una se llama arte y la otra ciencia. Hay, por supuesto, un cúmulo de formas mixtas (las más atractivas): la religión, el deporte, el matrimonio.

Algunas veces leemos un poema o vemos una película que nos conmueve; la razón de ello es simple: confirma (o instala, raras veces) alguna de nuestras creencias.

¿Hay diferencia entre arte y ciencia? Claro que sí. En el arte no necesitas pruebas. Pero la oposición es gradual, aunque al estilo de rico / pobre (no de frío / caliente).

La diferencia entre el arte y la ciencia (o al menos entre sus discursos) está en la cantidad de proposiciones implícitas. Para el artista, cuando más haya mejor. El científico trata de evitarlas al máximo.

Ilusiones necesarias

Yo concibo el mundo como una ilusión, pero como una ilusión necesaria.

Consejo

Niños, pórtense siempre mal y, si se portan bien, que sea sólo de mentira.

Puntualidad

Hace tiempo, yo tenía la mala costumbre de llegar temprano a todos sitios. Es una mala costumbre digo porque la gente te hace inmediatamente fama de puntual, de exacto, y eso es algo muy incómodo, claro que sí. Un día me quise quitar ese hábito y empecé a llegar tarde, pero mi fama de puntual me perseguía y todos me disculpaban. Uno no puede llegar temprano, ni siquiera una vez. Es malo. Nunca te librarás de la fama kantiana. A veces pienso que el buen Emmanuel sólo llegaba temprano para no defraudar a sus buenos vecinos, que lo creían un reloj. Por eso te digo, llega tarde siempre. Tu buen nombre se extenderá pronto y todos dirán: aquí llega el buen Atanasio, tarde como siempre, él es nuestro amigo, sírvanle una copa de vino.

Cómo

me gustaría averiguar,
cómo entraste a mi casa,
corazón,
porque no tiene puertas ni ventanas
Tilsa (a secas)

Creer saber: he ahí lo vergonzoso

Lo vergonzoso no es nunca ignorar una cosa –eso es, por el contrario, lo natural–. Lo vergonzoso es no querer saberla, resistirse a averiguar algo cuando la ocasión se ofrece. Pero esa resistencia no la ofrece nunca el ignorante, sino, al revés, el que cree saber. Esto es lo vergonzoso: creer saber. El que cree que sabe una cosa pero, en realidad, la ignora, con su presunto saber cierra el poro de su mente por donde podía penetrar la auténtica verdad. La torpe idea que tiene, soberbia o terca, actúa como en las termiteras –nidos de insectos algo semejantes a las hormigas– el guardián, que tiene una cabeza enorme, charolada, durísima y se dedica al menester de ponerla en el orificio de entrada, obturando con su propia testuz el agujero para que nadie entre. Así, el que cree saber cierra con su propia idea falsa, con su propia cabeza el opérculo mental por donde el efectivo saber penetraría.
José Ortega y Gasset

La tradición

La función de la tradición es asegurar el cambio

El Perú es pequeño

"Debemos poner fin a la idea que el Perú es grande", dijo un líder nativo asheninka. "El Perú es pequeño y nos pertenece a todos".

Entrevista a Joaquín Sabina--extractos

Cuando leía una sección de tu libro me preguntaba, cómo Sabina, el poeta cantor, de sensibilidad tan humana, se entusiasma con el toreo.
-Te diré lo que opino del toreo. Los que están en contra del toreo tienen razón. Es una fiesta bárbara, brutal y es probable que deba ser prohibida. Mi opinión es hasta que lo prohíban yo iré todas las tardes. Yo no discuto con los antitaurinos porque tienen razón, pero no tienen derecho a que el corazón y la razón estén un poco en contra.
En tus canciones también celebras a las putas a manera de homenaje, más que piadoso, solidario.
-Así es, desde luego abomino de esos criterios moralistas que las censuran. Es un oficio que ellas no lo han elegido pero lo hacen. Con él han arreglado matrimonios y es consuelo de feos, pobrecitos, solteros, desgraciados, gente a quien no quiere nadie. Para mí ellas son Santas Marías Magdalenas.
La República, 18-06-2004

No es él

Yo lo he visto. Cuando se electrifica, se levanta y habla. No son sus palabras las que escucho. Esa gravedad de voz. El dulce que conquista. La autoridad que sale de cada sílaba. No puede ser él. Yo le he visto roncando en las noches, incapaz de levantarse en las mañanas, comiendo con las manos y derramando todo como si fuera un bebé. No es él el que habla con la elegancia de un actor, el que convence al más testarudo. Sus palabras han vuelto amigos a los más terrible enemigos; nos han salvado de matarnos entre nosotros, y ahora estamos aquí gracias a su voz…su voz…cuando él mueve la voz, sus altos y sus bajos son más poderosos que cualquier cuchillo; todos escuchan y se convencen porque la sabiduría fluye de su boca, naturalmente. Yo lo he visto. No es él.