Monday, November 01, 2004

Oh Malati

Oh Malati, llena de gracia,
tu cabello negro,
reluciente como pantera,
brota de cenizas divinas consumidas por fuego celestial.

Oh Malati, curvas perfectas,
mírame con la hermosura de tus cejas
y agita para mí tu sonrisa,
porque a tus pies caeré cuan todo soy.

Con sólo recordar tu rostro,
o verlo en una fotografía,
cedo a los impulsos urgentes del amor
en mi corazón voluptuoso.

El filo de tus dientes,
bellos como relámpagos
en cielo oscuro,
enciende en mí el sufrimiento
del amor.

Oh hermosa Malati
ni la flauta más dulce
semeja tus palabras de heroína,
ellas son un poderoso alucinógeno
que somete mi libertinaje.

Oh sabrosa Malati,
tan durísimas tetas,
instrumentos del placer,
ofreces tú al amor,
que nada más necesito para el goce.

Oh delgada Malati,
finos son tus brazos,
cual nenúfares,
y ciñen el oro de las pulseras,
provocándome un fuerte deseo.

No hay nada más bello que una mujer fácil.

Tolerancia

Sólo un fanático nota las desviaciones. Una mente abierta (o cooperativa) es capaz de reconocer la permanente ambigüedad del discurso. El discurso es sistemáticamente ambiguo. El oyente perdona mucho----o no.

Ritos

El ritual exterior es una poderosa arma. Sin coincide con tu ritual interior, te atrapará para siempre.

Oración

Virgencita querida, tú que concebiste sin pecar, permite que yo peque sin concebir.
(Reza una muchacha de vida alegre)

El deseo sexual

El deseo sexual de los hombres y mujeres lo dio el cielo. La moral ética es la enseñanza de los sabios. Y el cielo es más sublime que el sabio; por lo tanto yo no voy a seguir al sabio sino al cielo.
Yo, sin limitarme a las enseñanzas de la cortesía, seré fiel a mis emociones. Ustedes vivan según sus leyes. Yo viviré según mi modo de ser

Ho Kyun, Corea s XVII

La noche más larga del año

La noche más larga del año la corto por la mitad
Y la guardo en el colchón del viento de la primavera
Para sacarla cuando venga mi amante.
Hwang Chini (kisaeng)

La pera y la mandarina

La pera y la mandarina tienen diferente sabor.
Cada uno escoge según su gusto.
Un asunto alegre para el anciano de Chong Yakyong

El origen del mal

Un hecho malvado no es sino un hecho que no se puede asumir como propio. Cuando alguien debe ocultar lo que ha hecho, esto es, no puede decírselo a los demás, entonces está cometiendo algo malo.
Una ética tal puede ser acusada de solipsista, pero ésta es una crítica superficial. Por ejemplo, digamos que deseo acariciar los senos de una mujer; puedo hacerlo sin advertirle nada y entonces conseguiré no sólo su rechazo sino también la reprobación de los demás, habré cometido un acto malvado; puedo solicitarle acariciar sus senos y, en este caso, o me dirá que sí (y no habrá nada de malo en las consecuencias que de eso se deriven) o me dirá que no (y no debe haber nada de malo en las consecuencias que de eso se deriven); si me dice que sí, todavía me caben dos posibilidades: puedo acariciar suavemente y con dulzura o puedo apretar con mucha fuerza de modo que produzca dolor; el primer caso es demasiado común para que merezca mayor análisis; el segundo, nos coloca ante la siguientes posibilidades: la mujer se disgusta con eso o a la mujer le agrada.
Asumo que si optamos por apretar con fuerza es porque disfrutamos en ello y tenemos derecho a proponer que nuestra acción no sea malvada, surge sin embargo el inconveniente de que a la mujer puede no gustarle; el dilema aquí es: ¿cómo puede el placer de uno ser el sufrimiento del otro? Si yo he anunciado mi intención de apretar con dureza y la mujer me ha rechazado, no debería derivarse nada malo de eso; si la mujer acepta (esto es, si es masoquista) tampoco se deriva nada de eso. El dilema se resuelve, entonces, por lo consensual del acto.
Como no hay consenso sin comunicación, sin expresión previa de la intención, los actos malvados son, entonces, los actos que no se pueden asumir como propios, que no se pueden comunicar.

Realismo

Yo soy un realista, es decir, yo creo firmemente que el mundo existe, repito, yo creo que el mundo existe y que es tal y como lo conocemos. Ahora, si me preguntan si soy capaz de meter la manos al fuego por eso, responderé que por supuesto que no, precisamente porque, como buen realista que soy, creo que si meto las manos al fuego, cualquiera que sea mi razón, me quemaré, y no deseo quemarme. Los realistas no metemos nunca las manos al fuego, por ningún motivo.

Error

En cualquier momento uno puede cometer un error, el mundo está lleno de personas malas, de situaciones peligrosas. Uno debe confiar en las personas que tiene cerca, debe hacerse confiable para los demás, debe mostrase al resto para que los demás lo comprendan cuando cometa un error. Es fatal aislarse.

Parábola del sabio ahogado

Cuentan de un sabio que se había perdido en un desierto y, tras mucho caminar y padecer, cuando la sed ya casi lo había perdido, se topó con un duendecillo de piel blanca y ojos etíopes, parado en medio del desierto como si lo estuviese esperando.

Y el duendecillo le dijo al sabio: “Admiro tu empresa. Has caminado sin saber a dónde ibas, has resistido el frío de las noches aunque la oscuridad te recordaba que estabas solo, y aguantaste el calor de los días aunque la luz te mostraba que no había nada a tu alrededor. Has seguido, mísero de ti, hacia ninguna parte, esperando encontrar lo que no buscabas. Y todavía estás aquí preparado para seguir caminando hasta el límite de tus fuerzas, hasta que la sed termine tu lenta tortura y fallezcas. Eres un hombre instruido y sabes que ni los dioses pueden cambiar el destino de los hombres, aunque pueden hacerlo más llevadero”.

Entonces, el duendecillo hizo brotar de la arena una fuente con agua fresca y tan cristalina que el sabio pudo ver su cara reflejada en el nuevo manantial. Y le dijo al sabio: “El agua que ahora ves contiene un veneno sutil, que te matará sin remedio”.

El sabio, que estaba acostumbrado a meditar sus acciones, sonrió con la boca reseca y bebió del agua lentamente primero y después con avidez y mojó su cabeza entera en la fuente y luego dijo:
“Extraños son los designios de los dioses, ¿qué insinúan sus actos? ¿qué debo entender...?”

Pero no pudo terminar su reflexión porque el veneno era veloz y paralizó su cuerpo y su mente.

Cuando lo encontraron, con la cabeza sumergida en la fuente, ya se había ahogado.

La culpa

Cuando era niño, creía que bastaba la culpa para saber si lo que habías hecho estaba mal o no. Sé ahora que ni la culpa es necesaria para que algo sea malo, ni es suficiente.

Cita de A. Cisneros

"Para ciertas proclamas candelejonas tienes que tener grandes certezas. Yo no tengo ninguna certeza más que he nacido sin pedirlo y voy a morir sin quererlo".
Antonio Cisneros La República 20 Agosto 2004

El aborto

El aborto es un asesinato, qué duda cabe: el concebido tiene vida y el aborto interrumpe esa vida. Pero eso no significa que deba ser prohibido. La libertad de la madre para tener sexo (y otros) no es moralmente superior al derecho del concebido a la vida, pero es políticamente superior. No teniendo voz, el concebido no puede ejercer su derecho. Matarlo no produce ningún efecto en el cuerpo político. Prohibir el aborto impone una carga sobre la madre, que ve restringida su libertad, lo que sí representa un problema político.
Una manera de salir del atolladero podría ser que el Estado compense a la madre por su falta de libertad: premios económicos para quienes decidan no abortar.

La libertad

La libertad no es hacer lo que te da la gana. La libertad no es para hacer lo que te da la gana. Es la libertad para hacer algunas cosas específicas: para tener sexo, para hablar tu lengua, para soñar lo que quieras (con el arte). Esas cosas no se pueden prohibir, es más, no se deben prohibir, porque son inofensivas (solo quienes carecen de profundas convicciones se pueden sentir ofendidos por ellas).